jueves, 10 de diciembre de 2009

Poesía XLII


Agua


Átomos que descomponen la luz


componen la partícula del todo


que fluye entre los rígidos peñascos


y ocupa el vacío que deja la razón.


 


Voy hacia las profundidades que están


porque el centro de las naturalezas me atrae


como parte fundida del líquido que viaja


cambiando de apariencia según el lodo o el sol.


 


Me acerco a las verdes o áridas orillas


acariciando las costas de la existencia,


encontrando la boca sedienta, llevando la semilla,


mezclándome con las raíces y los insectos.


 


Salto al vacío si me empuja el desafío,


el todo de la altura es  nada al llegar,


el vértigo confunde a la razón porque es instante,


la libertad es ser en el destino, saltando sin dudar.


 


Viajo en el filo de la ola cuando la tempestad me arrastra,


el sol y la luna me iluminan fundiéndome en la inmensidad.


 Se transforma mi apariencia, me transformo en  lo demás,


atravieso las mareas hacia el horizonte sin espacio ni tiempo.


 


Voy hacia ti, ser.


Voy hacia donde mi alma trasparente me lleva,


aunque la claridad no siempre sea sustanciosa,


aunque brille demasiado o me oscurezca en ese viaje.


 


Soy quien pasa por debajo del puente,


el que se va y el que está, el que nutre y continúa,


soy la fuente y quien besa los pies de las aves,


soy el deseado y el que ahoga, soy en lo que es.


 


Estoy en todas partes porque estoy aquí,


y en mi viaje continúo siendo parte.


Estoy contigo porque estás ahí,


estoy, porque voy y porque vuelvo.


 


A la hora en que se funden el día y la noche


pleamar y bajamar se equilibran en la danza eterna de las aguas,


a la hora de la bruma en los arroyos y del reflejo quedo en los estanques


el silencio y la existencia dan el tiempo que retorna para ser en todo siempre.


 


Pablo Rego - ©2009