miércoles, 11 de diciembre de 2013

Más alma (Poesía LIV)


Más alma

He visto el resplandor más de mil veces
con estos ojos y sin ellos,
he viso el horizonte desde lejos y el sol poniéndose en mis sueños

Soy testigo del silencio cuando las nubes abren paso a la consciencia
cuando más allá de los oídos
el sonido es movimiento y no ruido

Las paredes construidas en mi mente
van formando laberintos,
confusión del andar de los caminos, entre lunas de ensueños y misterios

Entre el humo de creencias demolidas
los ladrillos ideados van cayendo,
contemplando el más acá y el más allá el pasado se hace leve en el silencio

El latido de luz del corazón
atraviesa pulsando por mi calle,
llevándose a su paso el torbellino que oscurece la percepción de mi destino

La Matriz es un monstruo invisible
que mantiene a las mentes atrapadas
que refleja hasta el cansancio las ficciones la cruel ceguera compartida

Se repite la fórmula del tiempo,
la cuenta cotidiana de la eternidad
tomando las medidas de lo eterno desaparecen el cielo y el presente

Mientras nado entre corrientes pedregosas
sé que existe el ritmo exacto,
el perfecto fluir en la materia del río que me lleva el océano de plenitud inevitable

El amor es una balsa,
un traje de delfín habilidoso,
la respuesta del salmón, la intuición, una burbuja brújula de luz

Los muros caen de olvido,
la fuerza que me lleva a la prisión de mi yo
se rinde ante la creatividad, veo desde el centro, sigo todos los caminos en Uno

Los días son semanas o minutos,
los abrazos conexiones ciertas con la unión,
los ojos abiertos son mensajeros del alma del Universo que derrota al tiempo

Incansable en sus señales
la consciencia dibuja puentes donde creo nada,
enciende hermosas lucecitas que no veo o veo sabiendo que lo sé, o no sé nada

Eternamente la luz
al final se manifiesta, siempre,
el camino se ilumina, el amor se hace presente, amanece

Con la mente, con las dudas,
con la gratitud por percibirlo, con la alegría de compartir,
el universo toca su música en mí y resueno en el camino

El escenario se desarma
se expande hasta el infinito la existencia
nada es todo, la sonrisa crece y sé que estoy en el sonido siempre

Alma con tu alma,
aprendiendo a ser más alma
cada día en mi nave de tiempo, en mi yo, que no descansa.



Pablo Rego ©2013

martes, 15 de octubre de 2013

Poesía LIII

Una y mil veces, Sí

Quiero siempre ver tus ojos mirando el mismo cielo
sin eclipses de futuro, sin temores de otros seres,
sin sombras que te espíen sobre el hombro
ni voces que te llamen a tu olvido.

La magia se esconde a veces detrás de una tormenta de ignorancia,
pero hemos aprendido la forma de andar este camino.
Lo inmenso es lo cierto porque el día no se acaba
y los siglos de los siglos son segundos de alegría.

Cuando todo se aterriza, el esfuerzo nos empuja,
o el sueño se hace invisible y las escaleras descendentes;
Imposible es que no pase si el fuego enciende el alma
y las dudas del pasado deben irse a la muerte.

Ojos miopes que vuelven a confirmar que quieren ver,
trascender la deformidad del tiempo ahora.
El ancla del laberinto que encierra los corazones
retiene aves de luz en sus entrañas insaciables.

Libres del luto del vuelo
hemos sido y seremos, a pesar de las intermitencias,
de los desmayos cotidianos, del dolor de no saber lo que sabemos,
de ser aves con un rumbo, alimento del amor, hojas que regresan a nacer infinitas.

El pliegue del tiempo ya nos ha encontrado
y buceamos en las profundidades divinas,
cuando la marea de la sinrazón del distraído corazón
nos sacude para recordarnos que estamos vivos, en estos cuerpos de hoy.

Mirando el fondo,
observando  la eternidad que nos precede,
mirame a los ojos esperando que las nubes se disipen
y el sol brille en el centro de mis pupilas y en las tuyas…
ahora…
Agradecer el calor del alma,
la luz del pecho que nos guía
para ver lo que es sabido,
por nosotros,
una y mil veces,
Sí.

Pablo Rego - ©2013

martes, 2 de julio de 2013

Poesía LII

Dibujo de ti

La luz del día se funde en tu piel,
delicadas curvas del color del oro definen la nave que te contiene,
de suave superficie, lo sé, de encanto infinito, lo percibo.

Tus ojos miran el vuelo de los pájaros,
un vuelo a veces cierto, a veces libertario,
inmersos en un brillo de esmeralda que dice más que una boca cuando hablan.

Emana de las curvas entramadas,
entre sombras y luces un territorio de misterio y magia.
La ruta de la serpiente se funde en el fino pasadizo a la cumbre pensante de tu ser.

es detrás, es silueta, el lado oscuro de la diosa de la siesta,
apoyada tu liviandad en los talones,
sobre un mullido territorio que sostiene la espalda y resguarda al final algún secreto.

El día atomizado baña tu rostro y tu pecho,
la energía de todo lo posible en tu universo,
las niñas que mimamos observan erguidas también el horizonte.

Las líneas rectas protestan por su destierro
de ese magnético oasis de belleza,
donde todo ha sido puesto sutilmente para que la vida crezca allí un día.

Se difunde un poco el resplandor de la silueta,
el perfil delgado hacia en el valle de la vida,
mezcla de casa de madre y ombligo de niña escondiendo un poder total y femenino.

Sobre líneas inciertas de los trapos se apoya la figura,
la luz por el frente, por la espalda alas,
cada línea se pierde en un sueño, cada curva gira suavemente.

Colores de lino, de cielo eclipsado, de rosada uva,
para el pelo, fuego; para los pechos pan,
sombras de siestas con persianas, garganta que no llega a gritar…

Un dibujo que llevaría mil retoques,
buscando la imagen perfecta que me queda de ti,
cuando la ilusión común asoma y la búsqueda se lleva el cuerpo de tu alma.

Consigo verte ahí, perfecta para mí,
intento construirte para comprender
lo imposible que resulta poner el universo todo junto en un papel.

Sólo es posible recrear los sentimientos
con la pluma de las alas que los corazones usan
para que el silencio exprese todo en un instante, luminosamente.

Cuando los trazos son invisibles,
cuando lo sientes porque yo lo siento,
cuando la luz te descubre y te dibuja frente mí.

Pablo Rego ©2013

miércoles, 1 de mayo de 2013

Poesía LI

De extrañarte

El tiempo infante de mi cuerpo inquieto
es un pequeño suspiro ante lo eterno del amor.
Por la distancia, por que mis brazos no te abrazan,
aunque pueda verte luego y estalle la alegría.

Aunque mi consciencia traiga el mensaje del origen
el aroma de tu cuerpo, tu presencia, las caricias en presente,
tu mirada, las sonrisas y el silencio compartido
conmueven a mis células que te buscan, una a una,
cuando la materia deja un hueco en la distancia.

Aunque estás,
aunque sé que una brisa de luz nos acompaña,
que el destino escribió para nosotros El libro de la luz extraordinaria,
que nuestro camino es uno,
el perfecto encuentro de nuestras almas
me recuerda día a día que es así.

Un sutil resplandor contemplativo,
infinito y trascendente de todo lo que es.
La inteligencia de los sentimientos sin fronteras,
geometrías que se forman y se conforman
en olas coincidentes y hermosas del mar que nos acoge.

Las manos no entienden de lo inmenso,
mis ojos viven cuando pueden verte de cerca o de lejos,
toda mi piel sabe que la cercanía nutre, sana y comunica,
y mi pecho que el calor del tuyo completa su universo.

Te extraño, un segundo y días,
cuando el reloj de la materia tarda un siglo en contar una semana,
quiero darte el beso de regreso
cuando crece entre nosotros la distancia,
cuando el ínfimo momento que percibo se hace eterno
deseando que el amor completo brille ahora
y todo el tiempo .

Pablo Rego © 2013

jueves, 21 de febrero de 2013

Poesía L

Amor sin Fronteras

Gotas de silencio,
espacios infinitos desaparecen en la inmensidad.
Materia fundida con formas intangibles
desvanecen los límites y la razón se rinde.

Fluyen los latidos de corazones interminables
que se encuentran en un siempre más allá del tiempo
llegando hasta nosotros mismos
siendo el otro y uno a la vez.

Vibra todo con la luz,
en silencio y resonando con las palabras indicadas
todas las señales y los sonidos,
las formas sutiles y el destino hasta el origen.

Cómo ignorar el llamado de las almas
cuando el momento en el que todo confluye
desvanece las fronteras y maravilla los sentidos,
cuando la oscuridad no puede con la certeza.

Cómo vivir sin ello,
desconociendo en la dimensión de la ignorancia
el poder del amor eterno que se manifiesta en la mirada;
profundo reflejo de las almas conectadas desde siempre.

Fue un susurro venido desde cada rincón del universo,
un manto de estrellas nuevas sobre los hombros.
Son reales tus caricias en mi corazón.
Germina la semilla del árbol de la vida.

La contemplación compartida,
La paz de dormir en la cueva o en la torre,
pero contigo siempre, amor,
la felicidad de saberte cierta, de haberte encontrado.

Al fin nuestras manos se alcanzaron,
el vuelo es compartido al ritmo de los dos.
La realidad, el ideal, lo imaginario
se rinde ante la fusión de nuestras almas.

Los obstáculos son árboles en el bosque, flores en el jardín.
Allí, aquí, en el momento menos claro y en la cresta de la ola,
en el día, en la noche, en el rincón del mapa que nos tenga
la infinitud del sentimiento arrasa la razón y crea  vida.

De una vez,
la virtud comenzó a rodar,
siento nuestros pies andando sobre el agua,
intuyo el camino nuestro, late, brilla, es en mí,
en nuestro ser,
amando.

Pablo Rego © 2013

jueves, 10 de enero de 2013

Poesía XLIX


Abismal y eterno

Densificarse hacia el pozo de las cosas,
el abismo que crece al crecer uno
se transforma en la distancia del descenso al parecer infinito.

El ser etéreo, invisible y eterno,
su cuerpo-nave, su visión clara,
se purifica con la ausencia de los muros de la mente.

Imágenes, deseos, estructuras que se arman por sí solas
mientras el cuerpo se comprime, la distracción hace estragos,
la ilusión adormece y domina y la luz se apaga, lentamente…

Movimiento voluntario hacia el adentro, hacia la cumbre sutil.
A cada instante estar, en cada canción danzar, en cada beso amar,
tomando el sol por el alma, volviendo a él reconfortado.

Imperceptible movimiento hacia el afuera, fuerte debilidad,
de olvido de lo recordado, la ignorancia de lo sabido,
rasgando la materia hasta llegar a la nada que detrás se esconde.

Desde la luz, la que dice, el amor, la fuente que emana alegría,
está todo siempre, estaré y estarás también amor,
liviano, libre, poderoso, total y completo.

El cuerpo, con su mente ciega y abrumadora, con su deseo inhibitorio,
con su sed de cosas, con su necesidad de quedarse, en y con.
Todo es efímero, encierro, tenue mueca de la gloria.

Se cae y se sale, humanamente.
La fe en el poder del silencio, en el amor, en el amado y el amante que vuela,
la alegría, la paz que es en el cuerpo sutil, transparente de sentidos y sentires.

Se aprende a quedarse en el sitio donde la luz está presente,
en el presente luminoso del ser que sabe, que sé, que sabemos,
una y mil veces verá, veré, verán los dibujos de elipses siderales…

Aquí es, sin dudas, el sitio donde estar,
aún cayendo, aún fluyendo, amor al ser y a los seres,
certeza intuitiva que hace eones mira paciente mi experiencia,
y me señala el camino y me acompaña compasiva… otra vez, vuelvo…

 Pablo Rego © 2013