jueves, 1 de diciembre de 2016

Indira (poesía)

Foto © Verano 2002-2003

Tus ojos, esos ojos, tu mirada.
Te busco en el devenir del tiempo
explorando avatares de la vida, cambios, historias.
Te busco en incógnitas crecidas de una niña que bailaba sobre mis pies,
que miraba expresándose en el silencio, inocente e intrigante.

Los rulos del tiempo han ido dibujando en ti una mujer
que va forjando su destino, andando caminos como si no existieran,
alimentando valentías, saltando puentes que parecen no haber sido construidos,
manteniendo viva la llamita del comienzo,
tu pelo de fuego, tu carcajada de tarde de verano,
que sé que viven en el centro mismo de tu corazón inquieto.

La esencia verdadera que hablaba medias lenguas hace tanto y tan poco,
que sin decir hacía que mi ser latiera en un inmenso mar infinito
de amor, alegría y risas sin ruidos,
late, se expande y crece dentro de tu cuerpo de mujer adolescente,
y con esa emoción por testigo te miro crecer,
contemplando las formas que vas tomando, los pasos que vas dando.

Serás muchas cosas un día, saldrás del otro lado del bosque,
cruzarás continentes y océanos, si es ese tu destino,
llevando en ti a esa niña de burbujas de luces, de mirada simple,
que dormía a la sombra de los álamos, en las sierras de los mundos,
en cabañas de cristal o en los techos estrellados.

Esta metamorfosis del presente lleva y llevará tu sello,
con la fuerza del amor que elegiste traer al mundo.
Te llevarán a tus paisajes tus propias alas y tu fuerza saturnina,
y en tu mirada llevarás la mía,
porque mi corazón latió más poderoso el día de tu llegada,
porque mi amor por ti es una huella marcada en el alma para siempre.

Pablo Rego ©2016