viernes, 13 de julio de 2018

Rescate (poesía)

Rescate
                                                                                                     | por Pablo Rego

  
Silenciosas las neuronas van tejiendo redes,
el espacio cambia, las cabezas de los pequeños dragones se alejan cada vez más,
se pierden de mi centro de gravedad, dejan de recordar el punto de partida.

Es un viaje de ida que siempre contempla una vuelta,
es un impulso que va alimentándose con energías íntegras del Universo,
poderes celestiales que pueden elevar el brillo o hacer desaparecer el mundo.

Fuerzas contenidas claman por surgir de su prisión
y la distracción de la sencillez, de lo bajo, de lo puro,
abre las puertas para que el flujo latente de silencios y de olvidos se manifieste.

La realidad se va pintando con el filtro de las emociones,
la acuarela de la vida puede parecer lo uno o lo otro, sólo parece,
y la imagen de lo creado a mi alrededor puede ser desconcertante, laberíntica.

Laberintos varios he transitado en el pasado,
y siempre hubo soles y lunas, letras y estrellas que guiaron mi camino,
hojas  blancas que esperaban a que saliera para entregarse en un abrazo luminoso.

Los días en la mente son instantes en el alma,
suelto las pruebas de la tierra para elevarme sutilmente,
y vuelvo a conectar con la mirada grande, a encontrar la guía, a liberar palabras.

Descienden miles de rayos de certeras luces
que me llevan a un punto suspendido en el Todo
en donde cambia el brillo de las cosas, en donde el milagro me alcanza y me conmueve.

Es un sol, es un espacio, un abismo superado,
es un mar sin horizonte que se vuelve un cielo claro,
es el agua que sonríe, es el alma que al fin fluye, es presente,
hoy igual que siempre,
una eternidad sin prisas,
más viva que la vida.

Pablo Rego ©2017

martes, 29 de mayo de 2018

Gravedad (Poesía)


Abrí mis ojos y recordé el día que abrí mis ojos,
una tormenta de oscuridad llevaba a mi nave existencial
en direcciones y sentidos caóticos e ignorados.

Recordé la luz emergiendo tímida desde alguna parte mía que aún desconocía,
el paisaje repleto de contrastes en el que iba discurriendo;
dando tumbos mi corazón saltaba en mi pecho.

Cuando pude Ver, un pequeño guijarro de voluntad comenzó a girar sobre sí mismo,
destelló un reflejo y un estado que detuvo las tormentas fuertes,
y nació así un nuevo rincón de poder en el Universo.

Ese pulsar de luz creó un nuevo ambiente en el que reciclar los dolores y los temores,
una plataforma para aprender a volar
y el tiempo lo hizo hábito, verdadero y natural.

La fuente de la luz existe en un estado.
Un mundo en expansión puede crearse de una idea,
el propio centro de gravedad puede aprenderse y ser cuidado como un luminoso jardín.

Gira el espiral de los séculos de las vidas
y la brisa que nos impulsa al caos permanece latente y presente
recordándonos nuestras misiones y la existencia de los opuestos.

Emerger de la oscuridad hacia la luz es natural,
encontrar el camino es parte del desafío que desconocemos,
hallar el estado de gracia en el que expandir el alma es un milagro inevitable.

En tiempos de pruebas inimaginadas
en donde las tormentas de la oscuridad arrasan los sueños de las masas,
perderse de la fuente de la luz es volver a recordar…

Recordar que una vez abrí mis ojos,
que el centro de mi propia gravedad es relativo para el resto,
pero vital para andar por mi camino en este ciclo existencial.

Recorrer la vuelta grande,
la que alguna vez fue parte de un rumbo perdido,
ese que ahora es también recuerdo, pero que sigue vivo y me llama
a mantener mis ojos cada vez más abiertos y a mi Ser consciente, en la luz.

Pablo Rego ©2018



jueves, 22 de febrero de 2018

Perro chino (Poesía)



Una sensación reconocida, aires, libres.

Partes de un solo ser que estaban diseminadas por quién sabe cuántos mundos
se atraen como gotas de mercurio que quieren volver a ser un mismo cuerpo.

Un andar hacia atrás, pero para adelante.

Conectándose los ciclos, como hilos que atraviesan agujeros invisibles,
van creando tramas de luz que suenan a vida, a verdad, a puertas abiertas.

La alegría de estar otra vez en casa.

Una y otra vez, la aventura no está afuera, en un salto inmaterial del corazón,
un soplo de estrellas que acarician la espalda creando magia en un interior perruno.

Una energía hija de la proyección del ser humano.

Pensamos perro, pensamos amor, amigo, fidelidad, honestidad,
un mundo que se torna de los justos y que justamente acaricia el lomo en lugar de golpearlo.

Un perro-humano, es recuerdo de miles de años.

La inspiración de grandes hombres trasciende a los pequeños dueños de la nueva China;
Un mensaje que bajó de las estrellas y viajó por nuestras almas desde entonces.

Recuerdo que soy lo que el perro representa.

Es el tiempo de reciclar y revivir aquella integridad que en cada ciclo se representa;
un andar confiado, dejando que la suma sume, que la jauría cambie un poco el presente.

Somos muchos perros chinos.

Una masa que encarna un sentimiento que reconocemos en la esencia.
Se abre la experiencia a todos, se abre nuevamente la puerta a la mágica dimensión.


Pablo Rego ©2018