domingo, 17 de noviembre de 2024

Inteligencia Artificial: Cómo Transformará Nuestros Trabajos y Relaciones en el Futuro.

La inteligencia artificial (IA) se ha convertido en uno de los motores de cambio más rápidos y profundos de nuestra época. Desde la automatización de trabajos hasta la influencia en nuestras relaciones personales, la IA se inserta cada vez más en los aspectos cotidianos de nuestras vidas. Este artículo explora las áreas en las que la IA ya está impactando y reflexiona sobre lo que esto significa para el futuro.

¿Qué es la Inteligencia Artificial y Por Qué Nos Impacta?

La IA se refiere a la capacidad de máquinas y sistemas informáticos para realizar tareas que antes requerían inteligencia humana, como el aprendizaje, la toma de decisiones y la resolución de problemas. Hoy, interactuamos con IA cada día: los motores de búsqueda que personalizan resultados, los algoritmos de redes sociales que deciden qué contenido nos muestran, o los asistentes virtuales como Siri y Alexa que responden a nuestras preguntas. Todo esto refleja una realidad: la IA ya está aquí y está transformando la forma en que trabajamos y nos relacionamos.

La IA en el Trabajo: Automatización y Nuevas Oportunidades

La automatización es uno de los efectos más visibles de la IA en el trabajo. Sectores como la manufactura, finanzas y servicios se han visto profundamente transformados por la capacidad de la IA para realizar tareas repetitivas con rapidez y precisión. Los robots en las fábricas, por ejemplo, pueden ensamblar productos con gran eficiencia, y en los bancos, la IA gestiona análisis de riesgos en segundos, lo que antes requería intervención humana.

Sin embargo, la IA también crea nuevas oportunidades laborales en áreas como la programación, la ciencia de datos y la ética. El desarrollo de la IA ha impulsado la demanda de especialistas en algoritmos y análisis de datos, y ha abierto el debate sobre los aspectos éticos de la tecnología, lo que ha originado nuevos roles en regulación y responsabilidad en el uso de IA.

Productividad y Riesgos en el Entorno Laboral

La IA puede mejorar la productividad al liberar a los empleados de tareas repetitivas, permitiéndoles enfocarse en actividades estratégicas y creativas. Por ejemplo, en el marketing digital, los algoritmos analizan comportamientos de usuarios y diseñan campañas personalizadas. Sin embargo, esta tecnología también puede generar presión laboral, ya que las empresas pueden usarla para monitorear el rendimiento en tiempo real, lo cual afecta la privacidad de los trabajadores y eleva los niveles de exigencia y estrés.

La IA en las Relaciones Personales: ¿Un Aliado o un Obstáculo?

La influencia de la IA va más allá del entorno laboral y llega a nuestras relaciones personales. Algoritmos de redes sociales, como los de Facebook o Instagram, seleccionan el contenido que vemos, creando lo que se conoce como "burbuja de filtro". Al mostrar solo lo que coincide con nuestras preferencias, la IA puede limitar nuestra visión del mundo y polarizar nuestras opiniones.

Las aplicaciones de citas como Tinder y Bumble también emplean IA para sugerir coincidencias, lo que puede hacer que nuestras decisiones estén influenciadas por algoritmos en lugar de ser completamente auténticas. Además, existen ahora asistentes de compañía virtuales, como Replika, que están diseñados para brindar apoyo emocional, una herramienta controversial que plantea la pregunta: ¿la IA puede reemplazar la conexión humana?

Privacidad y Dilemas Éticos

A medida que la IA se integra en nuestras vidas, también aumentan las preocupaciones sobre la privacidad. La IA se alimenta de datos personales para funcionar, desde nuestros hábitos en línea hasta nuestras preferencias en redes sociales. La recopilación masiva de datos plantea riesgos, ya que, si estos caen en manos equivocadas, pueden ser utilizados para manipularnos o controlar nuestras decisiones.

Además, los dilemas éticos se profundizan con el uso de IA en áreas sensibles como el diagnóstico médico o los sistemas judiciales, en los que la precisión es crítica, pero la intervención humana sigue siendo esencial. La pregunta de quién es responsable cuando una IA toma decisiones incorrectas aún no tiene una respuesta clara y plantea el desafío de regular esta tecnología.

La IA y la Inclusión: Grupos Etarios y Acceso a Recursos Tecnológicos

El impacto de la IA varía según el grupo etario y el acceso a recursos digitales. Para niños y adolescentes, la IA en la educación permite una personalización que facilita el aprendizaje, especialmente para aquellos con necesidades especiales. Los adultos jóvenes, por su parte, encuentran en la IA una herramienta profesional y creativa, especialmente en áreas como el diseño y la producción multimedia.

Los adultos mayores enfrentan barreras de acceso, pero la IA también ofrece ventajas en su bienestar, como asistentes virtuales que les ayudan con recordatorios y tareas diarias. A pesar de esto, las barreras de acceso limitan su adopción, y muchos programas de inclusión digital están trabajando para cerrar esta brecha y garantizar que la tecnología sea accesible para todos.

El Futuro de la IA en la Sociedad

La IA ha llegado para quedarse y su influencia en el trabajo y en nuestras relaciones es solo el comienzo de su impacto en la sociedad. Aunque trae consigo grandes beneficios, también presenta riesgos y dilemas éticos que deben ser abordados para garantizar un desarrollo responsable. La inteligencia artificial no solo está aquí, sino que continuará moldeando el futuro de nuestra humanidad. La pregunta es: ¿Cómo podemos adaptarnos y asegurar que esta tecnología complemente, en lugar de reemplazar, lo que nos hace humanos?

A continuación puedes ver el video completo en el que analizo en profundidad el tema:





lunes, 28 de octubre de 2024

Edadismo: La Discriminación Silenciosa que Todos Enfrentamos || Artículo + Video


por Pablo Rego | El edadismo es una forma de discriminación que afecta a personas de todas las edades, aunque la mayoría de las veces va dirigida hacia los mayores de 50 años. En una sociedad que tiende a valorizar la juventud y la agilidad, este tipo de prejuicio ha pasado casi desapercibido, y solo recientemente ha ganado visibilidad. Desde estereotipos hasta barreras en el empleo y el acceso a servicios, el edadismo se infiltra en diversos aspectos de la vida diaria, afectando nuestra percepción y relación con el envejecimiento.

Una Discriminación de Todos los Días

El edadismo puede presentarse de maneras sutiles: comentarios sobre cómo una persona de cierta edad "debería" comportarse, ideas preconcebidas de que los mayores son menos adaptables, o que los jóvenes carecen de seriedad y compromiso. Esta discriminación puede aparecer en lugares de trabajo, en la atención médica y hasta en el lenguaje cotidiano, reforzando una mentalidad de exclusión que termina afectando tanto a jóvenes como a mayores.

Aunque a menudo se considera que el edadismo afecta mayormente a las personas mayores, muchos jóvenes experimentan barreras debido a la percepción de que carecen de experiencia o responsabilidad. Esta exclusión hacia los jóvenes, aunque menos evidente, puede ser igual de limitante, llevándolos a roles de menor responsabilidad o incluso a situaciones de precariedad laboral.

Impacto del Edadismo en la Vida Diaria

Para las personas mayores, este prejuicio puede afectar de manera directa su bienestar físico y mental. Al sentir que no pueden contribuir o que su experiencia no es valorada, muchas personas terminan interiorizando los estereotipos y dejando de lado actividades y metas que podrían mejorar su calidad de vida. En el ámbito laboral, el edadismo crea barreras para acceder a oportunidades, y muchas veces estas personas se encuentran excluidas de la capacitación y desarrollo profesional, lo que dificulta su permanencia en un mercado laboral cada vez más competitivo.

Para los jóvenes, el edadismo representa una limitación en su desarrollo profesional y personal. La falta de confianza y las barreras para avanzar a roles de liderazgo generan frustración, que a su vez puede afectar la estabilidad y la motivación en sus primeras etapas de vida laboral.

Revertir el Edadismo

La solución al edadismo no es sencilla, pero la clave está en reconocer y replantear nuestras actitudes. Aprender a valorar cada etapa de la vida y evitar ideas preconcebidas sobre la edad permitirá construir una sociedad más inclusiva. Para empezar, podríamos reflexionar sobre el impacto que los comentarios y actitudes pueden tener en aquellos a nuestro alrededor, tanto mayores como jóvenes. Generar un ambiente de respeto y empatía en todos los ámbitos de la vida, incluyendo el laboral, nos ayuda a reconocer que todos los grupos etarios pueden aportar con sus propias fortalezas.

Este cambio también depende de que busquemos romper los estereotipos asociados a la edad, para que tanto jóvenes como mayores tengan la libertad de explorar sus propias capacidades y aspiraciones, sin miedo al juicio o a las limitaciones impuestas.

Para continuar explorando este tema y cómo se manifiesta en diferentes sociedades, puedes ver el video que acompaña este artículo.




jueves, 17 de octubre de 2024

Conflictos y Cambios: El Verdadero Motivo Detrás de Mi Nuevo Canal en YouTube




Los conflictos y los cambios son parte inevitable de la vida, y en este último tiempo, he experimentado ambos de maneras que nunca imaginé. Con esta publicación, quiero abrirme completamente y contarte las razones reales detrás de la creación de mi nuevo canal de YouTube, Pablo Rego.

Durante 10 años, estuve enfocado en crear contenido relacionado con el yoga y el bienestar a través de mi otro canal, Yoga Sin Fronteras. Pero como muchos, he pasado por momentos difíciles que me llevaron a reflexionar sobre mi propósito, sobre lo que realmente quiero compartir con el mundo. A lo largo de estos años, había aspectos de mi vida que no mencionaba porque sentía que no encajaban con la temática que estaba tratando. Pero esos conflictos, esos desafíos, están tan presentes en mi vida como lo están en la de cualquier otra persona.

Uno de los momentos clave que me llevó a este cambio fue mi reciente mudanza a España. A primera vista, podría parecer una experiencia emocionante, y en muchos aspectos lo fue. Pero también trajo consigo una serie de desafíos personales que me hicieron cuestionar muchas cosas sobre mí mismo y mi camino. Desde el sentimiento de estar en un lugar nuevo, hasta las luchas internas por adaptarme y seguir adelante, estos conflictos han sido una fuente constante de reflexión.

En este nuevo canal, quiero hablar de esos momentos. Quiero que este sea un espacio donde pueda compartir no solo mis éxitos, sino también mis luchas: las dudas, las veces que no supe qué hacer, y cómo esos momentos difíciles me ayudaron a crecer. Porque creo que todos pasamos por situaciones así, y compartirlas nos ayuda a sentirnos menos solos.

Si te encuentras en medio de un cambio, si estás atravesando un conflicto personal o simplemente te interesan las historias detrás de las personas, te invito a que me acompañes en este nuevo viaje. Este canal será un espacio de sinceridad y reflexión, donde juntos podremos aprender de nuestros desafíos y apoyarnos mutuamente.

Te espero en Pablo Rego, mi nuevo canal de YouTube, donde no solo hablaremos de bienestar, sino también de lo que significa realmente enfrentar los cambios y los conflictos de la vida.

¡Gracias por acompañarme en este nuevo capítulo!

Pablo Rego



domingo, 13 de octubre de 2024

Seis meses viviendo en España: Experiencia y Reflexiones


Han pasado seis meses desde que mi familia y yo nos mudamos a España, un cambio significativo en nuestras vidas que ha traído consigo una serie de aprendizajes y transformaciones. Desde el momento en que llegamos, todo fue un proceso de adaptación, lleno de emociones y retos. Este artículo no solo es una crónica de lo que hemos vivido, sino también una oportunidad para reflexionar sobre los cambios más profundos que hemos experimentado, tanto a nivel personal como familiar.

Cuando recién llegamos, todo era nuevo y emocionante. Los primeros tres meses se sintieron como una aventura: descubrir nuevos lugares, acostumbrarse a una nueva cultura, y sobre todo, lidiar con los aspectos económicos y laborales que son siempre un motivo de preocupación. Sin embargo, tras seis meses, todo empieza a adquirir una nueva dimensión.

Uno de los aspectos más interesantes de este proceso ha sido cómo, después del asentamiento inicial, las preocupaciones superficiales – como el trabajo y la economía – comienzan a quedar en un segundo plano. Es en este momento cuando la verdadera transformación comienza. A los seis meses, nuestra vida en España ha pasado de ser una simple adaptación a un nuevo entorno, a convertirse en un proceso más profundo de crecimiento personal y espiritual.

He aprendido que emigrar no solo implica mudarse físicamente, sino también ajustarse emocional y mentalmente a una nueva realidad. Cada día trae consigo una lección, una oportunidad para aprender algo nuevo sobre nosotros mismos y sobre el mundo que nos rodea. Este cambio de perspectiva ha sido fundamental para nuestra experiencia en España, y espero que, a través de este video, pueda transmitir algo de lo que hemos vivido.

En estos seis meses, hemos comenzado a entender aspectos de la vida que no son tan evidentes al principio. Lo económico y laboral sigue siendo importante, pero el crecimiento interno que surge de enfrentarse a lo desconocido, de salir de nuestra zona de confort, es algo que no se puede planificar ni medir fácilmente. Las emociones, las relaciones y el sentido de pertenencia en un lugar nuevo son cosas que evolucionan con el tiempo y la experiencia.

Cada día es un desafío que trae consigo la oportunidad de conocer a nuevas personas, de integrar diferentes costumbres y de aprender a vivir en un país que, aunque cercano culturalmente, tiene matices que lo hacen único. También ha sido una oportunidad para profundizar en nuestra vida familiar y en los valores que realmente importan.

Este video es una reflexión sobre todo este proceso. Si estás considerando emigrar, ya sea a España o a cualquier otro país, o si simplemente te interesa saber cómo es la vida después de seis meses en el extranjero, espero que este relato te sirva como una guía y te dé una visión más amplia de lo que significa realmente vivir esta experiencia.

Te invito a ver el video y a acompañarme en esta reflexión sobre cómo seis meses pueden marcar una diferencia profunda en nuestras vidas.


martes, 14 de mayo de 2024

Me voy de Argentina



Descubriendo Nuevos Horizontes: Mi Viaje y Razones para Partir

Es emocionante compartir con ustedes un momento crucial en mi vida y la de mi familia: ¡Nos estamos mudando! Sí, nos vamos de Argentina, y en este video quiero contarte las razones detrás de esta decisión y lo que significa para nuestro futuro.

Al final del artículo encontrarás el video.


Un Nuevo Capítulo Comienza

Moverse a otro país es una decisión que implica una mezcla de emociones y desafíos. En nuestro caso, la decisión de partir de Argentina no fue fácil, pero estamos emocionados por las oportunidades y el crecimiento personal que nos esperan en este nuevo capítulo de nuestras vidas.

Razones para el Cambio

¿Por qué nos vamos? La decisión de dejar nuestro país natal se basa en varias razones. En primer lugar, el deseo de buscar nuevas experiencias y oportunidades de desarrollo personal y profesional. Como emprendedores dedicados al yoga y la astrología, hemos encontrado ciertos límites en Argentina que nos han impulsado a explorar más allá de nuestras fronteras.

El Camino del Desarrollo Personal

Nuestro viaje hacia el crecimiento personal y profesional nos lleva a buscar un entorno que nos permita expandir nuestros horizontes y nutrir nuestras pasiones. Creemos firmemente en la importancia de seguir nuestros instintos y buscar aquello que nos inspire y nos haga crecer como individuos y como familia.

Una Vida en Movimiento

Estar en contacto con la naturaleza y disfrutar de la tranquilidad de un pueblo pequeño en Argentina ha sido una experiencia maravillosa, especialmente para criar a nuestra hija Olivia. Sin embargo, sentimos la necesidad de explorar nuevos lugares, interactuar con diferentes culturas y seguir aprendiendo de todo lo que el mundo tiene para ofrecer.


España: Nuestro Destino

Nuestro próximo destino es España, un país que conocemos y amamos por su rica cultura, su gente acogedora y su belleza incomparable. Aquí encontraremos amigos queridos y la oportunidad de sumergirnos en un ambiente que nos inspira y nos motiva a seguir creciendo.

Hacia un Futuro Prometedor

A medida que nos preparamos para esta emocionante aventura, quiero agradecer profundamente a nuestra comunidad en Argentina por su apoyo y cariño a lo largo de los años. Vuestras palabras de aliento y vuestra energía positiva nos han impulsado a seguir adelante y a perseguir nuestros sueños.

¡Únete a Nosotros en este Viaje!

A medida que nos embarcamos en esta nueva etapa de nuestras vidas, te invito a acompañarnos en este viaje emocionante. Sigue nuestro canal para mantenerte al tanto de nuestras experiencias, reflexiones y descubrimientos en España y más allá.

¡Gracias por Ser Parte de Nuestro Viaje!

Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a todos ustedes por formar parte de esta comunidad y por compartir este viaje con nosotros. Vuestra presencia y apoyo significan mucho para nosotros, y esperamos seguir compartiendo momentos especiales juntos en el futuro.

¡Nos Vemos en el Próximo Capítulo!

Con todo mi cariño y gratitud,

Pablo Rego




jueves, 4 de agosto de 2022

El pájaro yo


Una poesía de Pablo Neruda del libro Arte de pájaros.

Hace años, alguien me decía cariñosamente "Pablo pájaro", quizá porque estaba en una época en la que me movía bastante, quizá porque tenía tendencia a estar colgado de las ramas del árbol de la vida o de las mentes. Ciertamente mis raíces no estaban profundas y volaba de rama en rama, experimentando físicamente el mundo, viviendo en Buenos Aires, en Córdoba, en Madrid, en Valencia... andaba de acá para allá experimentando una hermosa libertad de movimiento de la que aprendí mucho.

Pablo Neruda escribió este poema editado en su libro en 1966. Cincrónicamente, Neruda se llamaba Pablo (artísticamente, porque en realidad se llamaba Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto) y la autodenominación de ser Pablo y pájaro me remitieron inequívocamente a él.

El pájaro yo

Me llamo pájaro Pablo,
ave de una sola pluma,
volador de sombra clara
y de claridad confusa,
las alas no se me ven,
los oídos me retumban
cuando paso entre los árboles
o debajo de las tumbas
cual un funesto paraguas
o como una espada desnuda,
estirado como un arco
o redondo como una uva,
vuelo y vuelo sin saber,
herido en la noche oscura,
quiénes me van a esperar,
quiénes no quieren mi canto,
quiénes me quieren morir,
quiénes no saben que llego
y no vendrán a vencerme,
a sangrarme, a retorcerme
o a besar mi traje roto
por el silbido del viento.
Por eso vuelvo y me voy,
vuelo y no vuelo pero canto:
soy el pájaro furioso
de la tempestad tranquila.

Poema © Pablo Neruda
Imagen © Pixabay.com

viernes, 18 de diciembre de 2020

"Carpe Diem" (Aprovecha el día) o "No te detengas", el poema atribuido a Walt Whitman que aparece en "La sociedad de los poetas muertos"

El término "Carpe Diem" es famoso en nuestro tiempo gracias a su aparición reiterada y destacada en la película "La sociedad de los poetas muertos" Es es una frase atribuida originalmente al poeta latino Horacio (65 - 8 a. de C.), quien, en el primer Libro de las Odas, aconseja a su amiga Leucone: “Carpe diem, quam minimim credula postero”, que se traduce como: “Aprovecha el día de hoy; confía lo menos posible en el mañana”.

La película mencionada, en la que el protagonista Robin Willams interpreta al profesor Keating, contiene dentro de su profundo y hermoso libreto gran cantidad de las frases de un poema llamado "No te detengas" o "Carpe Diem" del que habitualmente se dice que fue escrito por el gran poeta norteamericano "Walt Whitman" (1819-1892), pero en la antología completa de Whitman llamada "Hojas de hierba" no puede encontrarse dicho poema; aunque sí a lo largo de la película en cuestión.

"Carpe Diem" (Aprovecha el día) ó "No te detengas"

No dejes que termine sin haber crecido un poco, sin haber sido feliz,

sin haber alimentado tus sueños.

No te dejes vencer por el desaliento. No permitas que nadie te quite el
derecho de expresarte, que es casi un deber.
No abandones tus ansias de hacer de tu vida algo extraordinario…

No dejes de creer que las palabras y la poesía, sí pueden cambiar al
mundo; porque, pase lo que pase, nuestra esencia está intacta.

Somos seres humanos llenos de pasión, la vida es desierto y es oasis.
Nos derriba, nos lastima, nos convierte en protagonistas de nuestra
propia historia.

Aunque el viento sople en contra, la poderosa obra continúa.
Y tú puedes aportar una estrofa…

No dejes nunca de soñar, porque sólo en sueños puede ser libre el
hombre.

No caigas en el peor de los errores: el silencio. La mayoría vive en un
silencio espantoso. No te resignes, huye…

“Yo emito mi alarido por los tejados de este mundo”, dice el poeta;
valora la belleza de las cosas simples, se puede hacer poesía sobre las
pequeñas cosas.

No traiciones tus creencias, todos merecemos ser aceptados.
No podemos remar en contra de nosotros mismos, eso transforma la
vida en un infierno.

Disfruta del pánico que provoca tener la vida por delante.
Vívela intensamente, sin mediocridades.

Piensa que en ti está el futuro, y asume la tarea con orgullo y sin
miedo.

Aprende de quienes pueden enseñarte. Las experiencias de quienes se
alimentaron de nuestros “Poetas Muertos”, te ayudarán a caminar por
la vida.

La sociedad de hoy somos nosotros, los “Poetas Vivos”.
No permitas que la vida te pase a ti, sin que tú la vivas…

-Imagen: Freepik.com 

Imagina, letra de la canción "Imagine" de John Lennon, adaptada a poesía.



Imagine (Imagina)

Imagina que no existe el paraíso,
es fácil si lo intentas.
Ningún infierno bajo nosotros,
por encima de nosotros solo El Cielo.

Imagina a toda la gente
viviendo en el presente.

Imagina que no hay países,
no te va a resultar difícil.
Nada por qué matar o morir
y tampoco ninguna religión.

Imagina a toda la gente
viviendo la vida en paz.

Imagina que no existen las posesiones,
me pregunto si puedes hacerlo.
Que no hay necesidad de codicia o de hambre,
una hermandad de los seres humanos.

Imagina a toda la gente
compartiendo todo el mundo.

Puedes decir que soy un soñador,
pero no soy el único.
Espero que algún día te unas a nosotros
y el mundo vivirá como uno.

Imagine” John Lennon y Yoko Ono.
Del álbum “Imagine” de 1971

martes, 25 de agosto de 2020

La pianista, una historia de mi infancia y la memoria de mi padre.

por Pablo Rego | Contemplo silencioso el poder creativo de una artista que convoca con su piano a un público real mediante la virtualidad. Será el toque, la manera de atacar, será el sonido potente de sus manos sobre el teclado. La música es uno de los tantos misterios que los humanos hemos recibido como talentos o regalos divinos y cuando esa magia cobra vida colapsa la lógica de la mente.

La pianista abarca el teclado, lo despierta de su aparente inmovilidad y le da la vida a través de una vibración que anima a las cosas. El sonido, que entra y sale por los dispositivos mediante una transmisión en vivo de una masiva aplicación de red social, es tan curiosamente parecido al de un viejo grabador de cinta abierta que su genialidad inspiradora de cada interpretación genera en mi mente una búsqueda inconsciente de momentos felices que alguna vez fueron registrados en mi memoria.

Pero es este sonido y no otro. Un sonido de tangos en un piano. Un sonido que pasa por una estrechez tecnológica, pero sin interrumpir la música. En este tiempo estamos todos un poco enajenados, pero la artista se enajena de la enajenación en esos ratos de interpretación magistral, casi divina, dando todo de sí; se nota que lo da.

Y quizá sea esa la pasión que tenía mi viejo cuando tocaba sus tangos con tanta fuerza, como volando, porque al tocar esos tangos de Di Sarli, de Fresedo o de Firpo que tanto le gustaban, se revelaba contra las reglas elitistas de la interpretación de la música clásica (que escuchaba día y noche en la radio en su taller) que tanto lo habían torturado hasta convertirse en concertista solista en su adolescencia.

Ahora, la pianista crea un clima íntimo, de teatro-living, en su casa, a través de una imagen pequeña, en donde se ve la izquierda en la derecha y la derecha en la izquierda, la imagen a través de la pantalla de un paisaje segmentado que poco a poco se va transformando en una translucidez de una vida vivida en primera persona. Ese clima de disfrute verdadero del artista y del oyente, típico de una sobremesa de sábado a la noche o domingo al medio día.

Eso que tocaba mi papá, “La casita de mis viejos”, “María”, “Griseta”, entre muchos otros, van sonando. La artista, ahora, los va tocando, sacándolos de su memoria o accediendo a pedidos de admiradores conectados, con esa pasión que reconozco, auténtica.

Y me voy, me quedo mirando la nada, escuchando su impresionante interpretación, su conocimiento de la cultura que le permite sacar versiones de la galera, ahí mismo, ahí nomás, llenando los huecos mentales de las partituras con ingenio inteligente y repentización de barrio.

El sonido que me llega me hace recordar a mis tiernos cuatro, cinco o nueve años, cuando mi viejo se sentaba a tocar en el living de la casa de mi abuela o en la casa de sus tías en el barrio porteño de  Flores. Todos parábamos la fiesta. Todos escuchábamos. Como escucho ahora, casi en otra dimensión, a la música que está en su propia dimensión.

Durante años atesoré ese recuerdo de papá tocando el piano para a la familia y los amigos. Luego las cosas cambiaron y aquella época se transformó en entonces en eso, en un bello recuerdo de mi infancia porque la familia cambió, esas mesas de aquellas reuniones dejaron de existir y mi viejo no tocó más esos tangos para todos.

Tanto me esforcé en conservar aquellos recuerdos que llegué estudiar el piano, a preparar intensamente el examen para rendir ciclo en el viejo Conservatorio Nacional de Música Carlos  López Buchardo, a estudiar allí la música que mi papá había estudiado. Yo tenía entonces varios más de veinte años de edad e iba a tocar el viejo piano-pianola  triste y solitario de la casa mi abuela, que se me hacía abandonado. Y luego de un tiempo no toqué más, sin saber por qué, como tampoco sabía entonces que el impulso para darle vida a la música en el piano tenía mucho que ver con rescatar aquellos momentos únicos de mi infancia.

Era la década de los setenta. Alguien cercano a la familia que tenía un grabador de cinta abierta registró una de las sesiones mágicas de tangos, valses y milongas con mi viejo al piano, rodeado del cariño y la admiración de sus seres queridos. Tiempo después la reproducción de aquella grabación se me hacía fascinante. La tecnología casera de aquel entonces, aquellos micrófonos y el sonido de la cinta magnética dejaron grabado a fuego un registro que revivió a través de la escucha en una nueva situación, un sonido en vivo captado de manera casera como aquel, pero que ahora viaja por las redes y se escucha en directo.

Conocía a la artista convocante, pero la reconocí a través de sus conciertos en vivo, así, en cuarentena, a cientos de kilómetros de mi Buenos Aires natal, conectando con esas vibraciones, con esas frecuencias que trajeron a mi memoria del corazón a mi padre, que se fue hace poco, en medio de las restricciones de la declarada pandemia, pero también exorcizando una historia de décadas en mi vida, los motivos por los que movía cielo y tierra, hace un tiempo atrás, para que el piano sonara como cuando era un pibe y por los que un día dejé de tocar.

La pianista me contó una historia metafísica de mi propia vida, de la música, de mi familia que yo mismo desconocía. Con su arte sincero, con su compromiso por con las formas del misterio de la música, con la alquimia de la interpretación de un mundo cultural que compartimos y que ella hace vivir con el sólo hecho de liberarse sobre el teclado para dejar salir tantas horas de estudio, tanta pasión, tanto corazón.

Gracias Marina Ruiz Matta, escucharte fue un viaje y te sigo escuchando, mientras escribo, mientras te pido que toques “Bahía Blanca” y lo bordás, porque el sonido de tu piano acaricia mi alma y me ayuda a andar más liviano… y más emocionado,  también. Gracias.

©Pablo Rego (agosto de 2020)


sábado, 4 de abril de 2020

Cómo ponerse un pantalón.


por Pablo Rego | Uno da por sentado que ponerse un pantalón es algo simple. Siendo adultos llevamos mucho tiempo vistiéndonos y pasando las piernas a través de esos tubos de tela que acaban cubriéndolas, calzando la prenda, acomodándola a nuestro cuerpo.

Si lo intelectualizamos y lo describimos como lo hizo genialmente Julio Cortázar en “No se culpe a nadie”, en donde relata la lucha encarnizada del hombre, la mente, las emociones y el pullover, o en “Instrucciones para subir una escalera”, en donde cualquier mecánica del cuerpo despojada de la percepción se vuelve absurda, el proceso deja de ser espontáneo y automático, desmembrándose en pequeños pasitos que, a lo mejor, nos ha llevado mucho tiempo incorporar, aunque lo hayamos olvidado.

Cuando los humanos transmitimos costumbres a los niños pequeños, digamos de unos tres años de edad, lo hacemos a través del ejemplo físico, la demostración que incluye el aprendizaje  empírico. Pero también lo hacemos a través del intelecto, porque somos intelectuales y utilizamos ese recurso como algo natural.

Cómo ponerse un pantalón: «agarrá la cintura (del pantalón) y pasá una pierna». El niño toma la prenda y lo primero que hace es enredarse en la parte externa del pantalón y caer al suelo sin siquiera llegar a meter el pie dentro. Sentado en el piso le ha quedado una pierna por debajo del pantalón, que continúa sosteniendo por su cintura, y la otra por encima. Y mira como si el pantalón lo estuviera atacando o fuera un ser poco domesticado, pero a la vez intenta procesar las instrucciones que va recibiendo para darle las correctas directivas a su propio cuerpo y cumplir con el cometido.

«Vamos de nuevo, yo te tengo el pantalón y vos metés un pie para que puedas pasar así toda la pierna». Introduce el pie y se le queda atorado en el primer pliegue, de una tela blanda en este caso. Con el tobillo medio doblado intenta seguir realizando la tarea encomendada trabándosele completamente el pie, que accede a la pierna del pantalón totalmente cruzado. «No, no va. Sacá el pie de ahí».

Ahora, volviendo a foja cero, estamos enredados los dos. Yo sosteniendo el pantalón, ya no sé bien por dónde, y el niño completamente desligado de la prenda, intentando comprender cómo hacer para pasar las piernas por esos túneles de tela mientras sigue mis instrucciones que no sé si son tan claras como a mí me lo parecen.

Para mí es algo muy sencillo y se lo explico como algo al pasar, sin entrar mucho en detalles. Para él hay todo un esfuerzo en la comprensión, falta de experiencias para utilizar como guía al momento de movilizar su cuerpo y una carga emocional completamente diferente a la mía. Para mi es simplemente ponerse un pantalón, pequeñito, con la torpeza normal de un niño, pero una de miles de veces. Para él es un desafío nuevo, algo que no comprende ni con el cuerpo ni con el intelecto, sin siquiera estar muy convencido de lo que está haciendo.

Otro intento. Una de mis manos empieza a moldear a una de las piernas del pantalón para que, mientras ingresa el pie, la prenda vaya abriéndole camino, amoldándose a la forma de la parte del cuerpo que sea que esté pasando por allí.

Con una mirada medio perdida, a medida que un décimo de la tarea se va cumpliendo, el niño parece temer que su cuerpo ya no vaya a ser el mismo. «Seguí, seguí que vamos bien», le digo. Y con el pie apuntando para cualquier lado, la pierna medio torcida y colgándose con sus manitos fuertemente de mi ropa, pregunta «¿Así?»

El pie va pasando de apoco, enganchándose en extraños pliegues que la tela se supone que no debería hacer en un pantalón que se ha vuelto el fuelle de un acordeón. Los deditos de los pies se van metiendo en cada uno de los rincones de los que se ha llenado ahora la prenda. Parece que nunca veremos aparecer alguna parte de su cuerpo por el otro lado, pero al fin, mientras el niño se ha caído por tercera o cuarta vez, una de las cuales casi me hace caer a mí también, medio transpirados los dos, en medio de un clima cada vez más poblado de la vehemencia del mensaje oral ¡para que le llegue!, para que entienda de una vez por todas ¡lo fácil que es ponerse un pantalón!, el pie sale del otro lado.

Lo celebramos como si hubiésemos ganado un campeonato mundial de algo. La carita del niño se llena de alegría, como si hubiera ocurrido un milagro, como si hubiera visto a Papá Noel volando con su trineo a plena luz del día. Yo lo aliento, lo celebro, lo felicito.

Ha sido difícil explicar, transmitir la idea, ayudar, desintelectualizarlo todo para intentar hacer lo que no tiene sentido decir. Lo logramos, con mucho esfuerzo por parte de los dos.
Ahora, tiene que ponerse la otra pierna del pantalón.

Pablo Rego ©2020

Foto: www.freepik.com

domingo, 19 de enero de 2020

Volar es el destino de quien utiliza sus alas.



¿Por qué las formas se confunden y la manera de sentir el dolor se repite en cada ciclo?

Quizás sea posible ignorar o distraerse, pero no adrede.
La vista puesta en el horizonte, la línea curva que demuestra que son múltiples los caminos del destino. Dirigirse hacia el final para llegar a ese punto en el que todo comienza.

Un juego que despega los pies del suelo, que despeina, que emociona. Una actitud condenada y combatida.

Seguir los sueños o ir hacia ese lugar imaginado despierta la ignorancia de los otros y la confianza de los unos. Y uno es de los unos. Y está más convencido que todos.

Destruir los lazos de la propia historia requiere de la propia muerte. Muerte para renacer, muerte para acabar con las palabras y los gestos de los precedentes. Destruir la voz de la propia condena implica saltar sin red, subir al propio Rocinante y avanzar un poco más en esa historia.

Una vida cotidiana la protagoniza cualquiera. Cualquiera sabe lo que hacer cuando llega el momento y todos están señalando el próximo paso. El sufrimiento auto-impuesto del deber de elegir  sólo es comprendido por algunos. Mientras tanto, el resto saca ventaja y avanza inexorablemente hacia el próximo engaño.

Sostener en el tiempo la naturaleza psíquica y sus relaciones con los sentimientos y avanzar con esa incertidumbre a cuestas comienza a llamar la atención de los otros que viven en el error por no comprometerse con la búsqueda interior para comprender. El vuelo de uno llama la atención de muchos.  Y el combatido comienza a ser admirado, pero su soledad e incertidumbre continúan hirviendo en el interior.

Porque la simplificación de la existencia nunca llega, porque el punto deseado, justo en la línea del horizonte, vuelve a moverse y a tentar a las utopías y a los sueños para que lo sigan.

Desengaño, decepción, desilusión. Replegar las alas para tocar tierra firme y aterrizar en un nuevo (y no por eso desconocido) mar de lágrimas.

Papeles, cartas, poderes, acusaciones, lucha y más lucha para ser dueños del engaño. Quejas, dolor y llanto para demostrar la disconformidad.

Seres humanos niños que nunca evolucionan, niños que no crecen, criaturas que pasan el tiempo conectados a un sistema de muerte e ilusión. Niños que ejercen el poder, niños que juzgan, niños que se reproducen, que conducen por las calles y que educan a otros niños para que aprendan a vivir en la ficción.

Andar con las alas replegadas (o mejor, disimuladas) por entre los niños y sus instituciones.

Y esa simple inocencia que despierta la ternura y la sonrisa provoca el juego, la relajación, un momento de distracción en busca del olvido y la consiguiente alegría. Pero la inocencia debe estar ligada a la fuerza. Un loco o un inconsciente que disponga de poder se vuelve dañino. Y estos niños, ingenuos y básicos, ostentan las herramientas que han sabido conseguir por permanencia. El juego se vuelve catarsis, los deseos reprimidos empujan a la acción, los movimientos se vuelven agresivos y lo aparentemente intrascendente se torna cuantitativamente destacado. Los niños se han vuelto violentos, entre sí y para quien juega con ellos.

Ellos son la autoridad. El poder es una relación de fuerzas. Los millones de niños que habitan las ciudades y las casas de los gobiernos están descontrolados, como niños que son.

Y desplegar las alas vuelve a ser un recurso utilizado. Platón lo ha dicho de su maestro y otros viejos, antes y después, han utilizado ese dispositivo simple que sólo sirve para volar y no ser destruido.

Pero no hay sitio a donde ir. Los refugios son difíciles de hallar porque sólo así pueden ser preservados. Y escasean. Volar es el destino de quien utiliza sus alas. Nunca lo será construir casitas de ladrillos, con las paredes blanqueadas y un jardín florido y mucho menos levantar castillos ni instituciones.

Y el cielo que es surcado por voladores anónimos y conocidos está siempre ahí para ellos, para que levanten sus miradas y recuerden que también es propia de los humanos la facultad de volar. Pero nada debe tenerse para emprender ese camino que implica liviandad para conseguir la libertad y el vuelo.

Pablo Rego © 2004


sábado, 16 de noviembre de 2019

Insomnio en luna llena. (Poesía)




Insomnio en luna llena.

La claridad del alba aleja las percepciones de espejos deformes,
de horas sumergidas en infinitos subsuelos,
de cielos llenos de luz mortecina,
de imaginaciones y pieles rasgadas, erizadas.

Un viaje solitario en un mundo aparentemente normal,
en el que pasan cosas y otras se piensan, se sueñan, se sienten,
en una habitación vacía que se fue llenando de seres,
de proyecciones en el alma, en los espejos sucios,
en las supuestas luces del afuera filtrándose por las rendijas.

Venus se impone siempre, simplemente, despertada por la Luna,
juegan a pasarse los velos de sus magias por sus caras, por mi cuerpo,
por sus superficies extensas, lejanas y sutiles,
se entretienen soplando en mi inconsciente un inquieto polvo adolescente.

Luces, sombras, visiones de la noche que todo lo confunde,
mis ojos se cierran por no estar abiertos, pero imágenes intensas habitan la mente,
tanteo en la penumbra de la ausencia mi presencia, mis certezas, la de siempre
y volando sin querer entro y salgo del ahora.

Hay un cuerpo real que toco,
recuerdos cercanos y lejanos de exaltantes figuras de una tarde pasada,
la vida, el amor, la muerte y otra vez la pasión de todo ello
se manifiesta en un mundo algo real.

La idea de que pronto va a pasar,
la imagen repetida, un poco obsesiva, recurrente, excitante,
el esperado devenir del sueño, pero no alcanza,
los ojos no responden, abiertos o cerrados, son su propio mundo.

Los incesantes sonidos del afuera alimentan las llamas de la mente,
una imagen animal de ensoñación salvaje parece verdadera;
criatura de cuerpo gris, intenso, impiadoso
que me mira y me llama imperiosamente a ingresar en la caverna.

Un fuego creciente en un profundo primitivismo que se apodera de todo,
el cuerpo es víctima de la pleamar interna, se desborda en un silencio de fluidos
y un volcán en erupción derramando su lava ardiente sobre mí.
La soledad, la quietud y el desconcierto contrastan con la luz o con su ausencia.

Despierto. Un rato más. Otro rato. Otro.

Los juegos terminan en perdida indiferencia,
adentro los laberintos se crean a sí mismos presente e indefinidamente,
afuera, la luz de la plena luna, los gallos, los perros, vive la más silvestre de las vidas
mientras pasa el tiempo, que ahora se hace tan real como la muerte.

©Pablo Rego

Foto ©Freepik




domingo, 26 de mayo de 2019

Besos en el hall (Poesía)


Llegar del mundo hasta el cristal de la puerta,
llamar y esperar-te, con el corazón galopando.
Un olvido que deja estelas por las calles,
pedazos de realidades que se van deshaciendo con los pasos.

Caminar por las veredas de la ciudad
hacia un instante que es una puerta,
detrás de otra puerta y luego de otra más
en donde un mundo desaparece y otro nace más real.

Saber que al llegar el olvido de todo será el encuentro de algo más,
que los sentidos se encenderán más allá del aturdimiento del día.
Ir flotando, liberándose de todo
con la ilusión de un niño que se cree la realidad de los cuentos.

O escuchar que al fin llegas,
que un instante o muchos han pasado
y entonces sí estás frente a ese otro cristal de otra puerta que te mira
llamando y esperando-me.

Formar parte de la realidad un rato más,
retocando, acomodando, preparando el universito para nosotros,
tratando de mantener en calma los potros indomables del tiempo
que a veces colaboran aquietándose.

Saber que bajaré a buscarte
y dejaré entrar contigo la chispa y el beso,
o bajarás a abrir el cristal enorme de la puerta
para levitar entre el mundo y el cielo del amor.

Las puertas se abren y los cuerpos se atraen como imanes deseosos.
Da igual de quién es el hall,
qué vida hay detrás de aquellos muros,
que sueños o ilusiones se agitan en los pisos superiores.

No importa de qué mundo hemos venido,
quién termina qué o qué empieza cuándo.
El movimiento es atracción,
los pasos son hacia el encuentro de un cuerpo de los dos.

En la proximidad está la magia,
pasos que acercan años luz,
almas que se encuentran y se van fundiendo
mientras el mundo de los otros se esfuma en ese instante para siempre.

Y en ese mar de amor
en el que todos los sueños son posibles,
los labios, que son amantes de la ternura y del silencio,
se acercan poco a poco, con una intensidad desesperada y desesperante.

Y se tocan, se sienten, al fin se saborean,
los labios, las bocas, los cuerpos, las almas
se encuentran detrás de los cristales,
abriendo los portales infinitos del amor.

Pablo Rego © 2019

Foto © Freepik