Sensación: Cansancio da andar por las calles de Barcelona. Cae la tarde de un sábado lluvioso. Entra el metro que espero solo en la estación Jaume I, medio vacío, repleto de soledades.
Melancolía
Una sonrisa inocente enmascara cualquier pasado lejano, lejano o próximo que se aleje o esconda, detrás de las miradas retrospectivas. Cabe una sinceridad en la máscara inocente, quizá sea lo más cierto en el mundo real ¿O es eso el recuerdo de aquella verdad que se ha dormido en el tiempo?
Vuelve nuestro yo; el mío. Vuelve esa sonrisa distraída que cuesta carreras enteras. Vuelve con su fuerza no cotidiana, con su entusiasmo, con su esperanza, pueril quizá.
Echar a andar es lo que pasa cuando viene al encuentro la magia de uno mismo, la de antes de todo. Olvidar la cárcel de la vida es lo que pasa cuando la alegría es cierta y sin motivos.
Descubrir con aquellos ojos, aprender por aprender y andar incansablemente. Pasar las horas sin saber, atravesar la soledad, el miedo y la necesidad. Echar por la borda los argumentos, las armas, las defensas. Sentir lo vivido, cuando está ocurriendo con el alma alegre y pensando en modo infinito.
No es la ilusión de dejarlo todo ni la de cambiar completamente. No es el sueño de que el mundo se vuelva nuestro mundo; mi mundo. No es la idea del niño que nunca vio y cree. No se trata de huir ni de ocultarse ni de matar lo que no podemos.
Llega el momento de regresar... siempre llega... a la vida real?
Acaba el día, los días, el cuento. Termina entonces la sensación extrahumana de continuar creciendo y sonriendo, la alegría que se va con el ocaso o el amanecer. Se cierra la puerta y se duermen las almas. La soledad llega de todas formas, la tristeza por alegría, y los nidos se pueblan de personas reales.
Miro a través del cristal de las ventanas esa imagen que no sé vivir, que no veo sin cristales.
Llega, absurda, sin invitación, la melancolía; oscura, hechicera y socia de la muerte. Aflora entre llegadas de trenes, tráfico de carreteras, ocupaciones y otros tormentos cotidianos.
No hay tiempo para saborear el tiempo, para terminar de aprender a desatar el nudo del retorno, para dejar de tener los sentidos al servicio de lo pétreo, como un suicidio sin dolor y sin deseo.
No hay buena soledad sin la profunda sensación de muerte que da vida a la vida.
Pablo Rego - ©2007
2 comentarios:
"No podrás impedir que la melancolía sobrevuele sobre tu cabeza, pero sí trata de lograr que no haga su nido en ella.." Poeta Chino del Siglo XI
MELANCOLIA......AVECES LINDA, OTRAS VECES PUTA SENSACION , PERO CONECTA EL ALMA CON EL MAS ALLA DE LA CREACION .DONDE SOMOS SIN ARGUMENTOS ,NO EXISTEN LAS EXCUSAS Y VISITAMOS LA MUERTE , ....
(hermosa tu creacion!!!.)
Publicar un comentario