Lunática mañana.
Ya no vale decirlo. No hay salidas... ni excusas, ni corazones con sonrisas puras.
El mismo fuego ha quemado una y mil veces el suelo... y la vida sobre él.
El agua apagó los incendios y lo lavó todo. Todo limpio, todo muerto.
Y el fuego, otra vez... y el silencio... y el hartazgo... ya no vale decirlo.
Mata callarlo. La ausencia de la pluma, del juego de palabras que recrea.
No puedo esperar nuevas respuestas, las he oído todas.
Mis mensajes embotellados naufragaron, lo sé,
mis juegos, mis abrazos no se entienden,
se marchitan entre realidades y ficciones de otros.
Este lunes amaneció quejándose por falta de sentido mi corazón,
nadie responde a mi lado, nadie ríe plenamente a mi lado,
no hay piloto de tormenta en mi ausencia, en mi dolor.
Afuera, lucha, odio, guerra. Adentro, espera, falta de fe, materialismo.
Imprimo aquí una ilusión. No sé por que lo hago.
Sé que mis fantasmas se vuelven letra y que serán vistos.
No quiero ocultarlos porque creerás que ya no soy yo,
y aunque persista en mi error, nunca se irán de mí.
Ahora...
El tiempo está muerto. Ya no me persigue, se cansó de mí.
Pasan cosas, todo sigue andando,
pero el tiempo me regaló una grieta porque no huí.
Estoy aquí... ausente de todo lo que toco.
Y en esta pausa, cuando todo se detuvo, no me siento escribir mi poesía,
Ha llegado esa fuerza que me invade y me transforma,
que hace de mí el perro-poeta.
Y aunque no tenga sentido, no moriré por callar.
Este lunes absurdo renuevo mi ilusión,
En este tiempo muerto y anodino
retomo mi mandala y realimento mi amor.
Por mí, por todo lo que no puedo tocar ni nombrar
por ser tan grande y trascendente.
Y tú que lees... ¿vale decirlo?
Pablo Rego - ©2007
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