Rocío
De regreso de mi viaje por los siete mares,
de un destino incontrolable, empujado hacia los mundos
del misterio
por algún dios decidido a enseñarme lo importante y el
camino,
la luz de tu suave caricia me llama a un hogar que no
encontraba.
Vuelo, sin pensar, con intuitivos sentidos hacia ti,
bella dama del sentimiento eterno y verdadero…
que entre dulces miradas despojadas de ambiciosas
condiciones,
esperaste en la mágica alfombra a que el sol se ponga y
comience un nuevo día.
Reconozco en la quietud de mi alma
lo que en mis viajes a los laberintos y al fondo de los
mares
mi consciencia conoció, tras el velo de la confusión de
antaño;
Entiendo la verdad presente así, lo veo en ti, en tu
encuentro.
Un alma que en otras vidas tuve que haber sabido,
un cuerpo que alberga el espíritu certero del amor,
un ser que abarca, que abraza, que salta al vacío del
Todo
para recibir a mi niño-hombre, a mi hombre-niño, el de
siempre.
Un rostro que no
es sólo tu rostro, es la imagen viva del regazo,
de la madre eterna, de la caricia suave de abuela y de
hija,
es la presencia femenina, energía y vientre, corazón y
sueño;
La explicación suficiente y sin palabras de la mujer en
la vida del hombre.
Nuestras esencias lo saben: existe la eternidad…
y hay perfume, hay suave césped en el suelo de la alcoba,
hay flores en las mesas y las sillas, hay pétalos de
terciopelo en un sofá en llamas,
y hay Rocío, que lo endulza todo, que lo nutre noche y
día…
El riego sutil, gota a gota, con al naturaleza en tu corazón
natural;
Desafío de crecer y atravesar temores niños y
pensamientos olvidados
entre el fuego compartido en la selva de las sábanas
testigos.
Vuelo hacia el espacio claro de todo lo posible en
nuestra nueva nave iluminada.
Paciente espera, sabia y luminosa…
un rocío que ama, un rocío que nutre, Rocío que vuelas
junto a mí… y yo contigo…
Bebo tu líquido emocionante, siento tu alimento y tu
temblor,
vivo en esta nube de alegría hoy, un hogar reconocido, de
dos infinitos sin acuerdo.
Y además sos musa…
Pero más que eso: Diosa encarnada de mi amor.
Pablo Rego © 2012
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