La gota que soy en
este océano profundo
necesita reposar en
una piedra orillera,
dejar que el curso
de los ríos y de la marea
continúe su camino mientras
salgo de su influjo por un rato.
Desde adentro es lo
habitual;
andar por los
caminos
doblando en las
curvas y saltando charcos,
dejar las huellas
en el polvo a cada paso.
El ave que soy en
este cielo inmenso
anhela detenerse en
una rama,
dejar que el viento
sacuda el cuerpo,
que pase a mi lado
llevándose el tiempo.
El Todo es más que una
existencia.
Debo mirar el
universo, sentir su fuerza,
respirar el
invisible combustible de la vida
en un instante de
la eternidad.
El pliegue de este
espacio que estoy siendo
perdurará en una
memoria sin forma.
Quiero sentir
completamente la presencia
para estar en
contacto con la infinitud ahora.
Salir de toda
fórmula preconcebida,
entrar a las
sutiles dimensiones
donde el árbol y la
piedra son luces de colores
y el sol la puerta
al centro de otros universos.
…y exhalar…
mis manos abiertas
sin huellas que dejar,
los sentidos
fundidos con el brillo de todo lo que nos mira
y el amor multidimensional
latiendo en mi ser sin forma.
Un instante…
un eterno instante
y sentir...
la chispa que
enciende el candil del fuego que soy,
la luz que nunca se
apaga y siempre seré.
Pablo Rego ©2017
No hay comentarios:
Publicar un comentario