martes, 29 de mayo de 2018

Gravedad (Poesía)


Abrí mis ojos y recordé el día que abrí mis ojos,
una tormenta de oscuridad llevaba a mi nave existencial
en direcciones y sentidos caóticos e ignorados.

Recordé la luz emergiendo tímida desde alguna parte mía que aún desconocía,
el paisaje repleto de contrastes en el que iba discurriendo;
dando tumbos mi corazón saltaba en mi pecho.

Cuando pude Ver, un pequeño guijarro de voluntad comenzó a girar sobre sí mismo,
destelló un reflejo y un estado que detuvo las tormentas fuertes,
y nació así un nuevo rincón de poder en el Universo.

Ese pulsar de luz creó un nuevo ambiente en el que reciclar los dolores y los temores,
una plataforma para aprender a volar
y el tiempo lo hizo hábito, verdadero y natural.

La fuente de la luz existe en un estado.
Un mundo en expansión puede crearse de una idea,
el propio centro de gravedad puede aprenderse y ser cuidado como un luminoso jardín.

Gira el espiral de los séculos de las vidas
y la brisa que nos impulsa al caos permanece latente y presente
recordándonos nuestras misiones y la existencia de los opuestos.

Emerger de la oscuridad hacia la luz es natural,
encontrar el camino es parte del desafío que desconocemos,
hallar el estado de gracia en el que expandir el alma es un milagro inevitable.

En tiempos de pruebas inimaginadas
en donde las tormentas de la oscuridad arrasan los sueños de las masas,
perderse de la fuente de la luz es volver a recordar…

Recordar que una vez abrí mis ojos,
que el centro de mi propia gravedad es relativo para el resto,
pero vital para andar por mi camino en este ciclo existencial.

Recorrer la vuelta grande,
la que alguna vez fue parte de un rumbo perdido,
ese que ahora es también recuerdo, pero que sigue vivo y me llama
a mantener mis ojos cada vez más abiertos y a mi Ser consciente, en la luz.

Pablo Rego ©2018



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