viernes, 5 de noviembre de 2010

Poesía XLVI

Percibo, luego existo.

Vivo de sensaciones.

Cuando vuelo hacia lo eterno,

después del viaje al mundo de las cosas

regreso siempre al espacio de las cuatro miradas, de la luz.


Así sé; puedo ver los colores en las cosas,

sentir el sabor y el tiempo sin tormentos,

puedo conectar con todo sin euforias, ni túneles escapatorios;

me recuerdo dando una nueva vuelta en mi espiral.


Entonces veo, entonces creo, entonces brillo con mi propia luz;

se empequeñecen los proyectos en la vieja tierra;

se multiplican los caminos en el sutil mundo de propósitos galácticos

volviéndose  verdaderos a los ojos capaces de ver la verdad del corazón.


Las sensaciones quieren decir otras cosas;

son percepción, son luz, son silencios e inocencia,

más allá de lo que toco con mis manos niñas,

en la realidad que trasciende lo que pienso con mi mente inútil.


Crece así la fe, la sabiduría que habita en todos un poco,

aumenta la confianza en lo ingobernable, la certeza en la conexión,

vuelve a impulsarse lo sencillo y lo profundo,

se manifiesta sonriente el alma y se libra.


Te encuentro en el horizonte para dar la vuelta al mundo, al sol, a la galaxia.

Te encuentro en los puntos de luz sobre nosotros,

sobre los planetas, para ser Uno, para ser todos,

otra vez… hasta quedarnos sin dudar…

Pablo Rego - ©2010