viernes, 2 de marzo de 2007

Poesía XI

 

Especialmente dedicado para quien pueda amar con libertad desde el fondo de su alma... o lo intenta con sinceridad...

 

 

Son mis ladridos… te vas pensando que te echo y te estoy llamando.

 

Me confunden mis sueños inocentes que subsisten,

los impulsos de un pequeño animal que late aún

emergiendo del aturdimiento de esta ciudad hostil,

de las células de ese gran cuerpo de mujer que acaba perturbándome de amor.

 

Los días y las palabras no miden este camino.

Se entiende el dibujo multiforme que me sigue por las calles

viendo más allá de mi figura y de alguna otra existencia que haga un nosotros.

 

Ecos de una forma de sentir significante que se pierde en el olvido,

nuevos aires para mi corazón combativo y enviciado,

un dulce propósito futuro que no alcanzo a latir

porque se desgarra en mis manos un nuevo cuerpo

de blanda arcilla que no llega a sonreír

ni resiste mis mordiscos de cruda pasión,

ni los abrazos de un nuevo sentimiento

alejado de la historia, en el mar sin límites ni brújula,

con las manos vacías, sin llaves ni prejuicios.

 

La fuerza de una nueva vida de nuevos ojos limpios,

con sus torpezas, su optimismo y su sueño fresco.

 

Deberé ser instrumento del viento para que logres escuchar mi melodía,

quizá lo entiendas mejor, tal vez entonces te quedes.

 

Pablo Rego - ©2007

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