domingo, 25 de marzo de 2007

Poesía XIV

 

Fina arena del desierto

 

Dices que la magia es lo que pasa,

dices que tal vez mañana, que el perfume, que mi ausencia.

Oigo en mí recuerdos de unas voces escondidas detrás de unos fantasmas,

veo en esta tarde solitaria caer las hojas de un otoño en mi ausencia,

imagino ese rostro tuyo que no sé si existe hoy,

sangran mis labios queriendo sentir que quizá era cierto,

se me agota el alma con las palmas vacías de arena,

siempre así, vacías...  

 

Y juegas al escondite cuando estoy en el lejano territorio de mis certidumbres,

te vuelves invisible cuando estás casi a mi lado,

lloran en silencio mis sonrisas de ojos puros,

ya no saben que aguardar mi sueños agotados de andar.

 

Y qué sigue al descubrir el lado opaco de los espejos,

cuáles son los pies que darán pasos oscuros sin la luz que me guiaba,

cuántos golpes contra el vidrio soportará un ave desterrado,

para qué el deseo, para qué la magia, para qué los sueños.

 

Te dices en silencio lo que nunca pronunció tu voz,

te dices que los otros, que mi vuelo, que lo incierto.

Oigo cien verdades que enlutan mi boca,

veo frente a mí la insoportable desaparición de todos los presentes,

ya no quiero imaginar ningún mañana.

Se sellaron las puertas del cielo nuevamente,

se resquebrajó la perfecta obra de mis trazos invisibles;

No existía, ahora lo sé...

 

Pablo Rego ©2007

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