martes, 16 de diciembre de 2008

Poesía XXXIV


 

La vida nos regala momentos hermosos... y hay personas que los generan, que los motivan con su energía. Uno de mis grandiosos compañeros del curso de Tantra me inspiró a escribir por su sensibilidad.

 

 

La fuente del amor

(para Gustavo, de esencia a esencia)

 

No puedes responderte dónde está

porque sus aguas te nutren cada día.                   

Eres lo que fluye en ella, cada gota que salpicas.

 

Cultivar lo que te ha sido dado para que se difunda,

la luz del universo se proyecta en tus gotas como lupas;

nos has regado y nos riegas con tu esencia ¿para ti algo esquiva?

 

El vuelo hacia tu plena alegría atraviesa nubes negras;

con su luz de diosa y de faro

la luna ilumina horizontes para que vayas danzando.

 

Discurrir por los senderos que ofrece la vida,

bajar porque es preciso para llegar hasta el mar,

desembocar en la plenitud del agua infinita de manos abiertas.

 

Todos los cuerpos iluminados se tornan invisibles,

todos llenos porque estás lleno de ello,

todos en la luz, porque la luz emana de la fuente que en ti vive.

 

El silencio es un espejo amistoso

que te abraza sin pedir permiso para ayudar-te,

para que puedas mirar-te, para que puedas amar lo que no es dado a tener.

 

La libertad te dará alegría siempre

porque el agua de tu fuente del amor

fluirá con tu dar sin fronteras

que hoy vive en mí como en los otros.

 

 

Pablo Rego ©2008

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